Batalla de Stalingrado
La Batalla de Stalingrado fue un enorme y sangriento enfrentamiento entre las fuerzas alemanas y los ejércitos soviéticos por la ciudad de Stalingrado, actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y febrero de 1943, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.
Con bajas estimadas de tres a cuatro millones de personas, entre
soldados de ambos bandos y civiles, la Batalla de Stalingrado es
considerada como la más sangrienta en la historia de la humanidad. Los
alemanes la llamaron «Rattenkrieg», «guerra de ratas».
Después de que Adolf Hitler desviase fuerzas de la imparable Fall Blau hacia Stalingrado,
se libraron dentro de la ciudad intensos combates urbanos, sin que
ningún bando se hiciese con el control total de las ruinas. En noviembre
de 1942, una contraofensiva soviética atraparía al 6º Ejército Alemán, que sería aniquilado cien días después. La negativa de Hitler a renunciar a la importantísima ciudad, punto de entrada a la rica región petrolera del Cáucaso, significó la muerte de cientos de miles de soldados de ambos bandos, y más de un millón de civiles rusos. Stalingrado significó el fin de las esperanzas alemanas de capturar el Cáucaso y el Volga. Además, muchos oficiales del ejército alemán se convencieron definitivamente de que Hitler estaba llevando a Alemania al desastre, participando luego en el atentado contra Hitler de 1944.
Stalingrado
confirmó lo que muchos expertos militares sospechaban: las fuerzas
alemanas no eran lo suficientemente poderosas como para mantener una
ofensiva en un frente que se extendía desde el mar Negro hasta el mar Ártico. La batalla significó, además, un punto de inflexión en la guerra, ya que, tras Stalingrado, las fuerzas alemanas no volvieron a conseguir victoria alguna en el Este.
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